sábado, 5 de junio de 2010

Hoy conocí a un idiota.

Hoy conocí a un idiota. No es común, es un idiota especial, de hecho para mucha gente, es su idiota.
Hay idiotas que hacen gracia, que son hasta ingeniosos, que burlan, saltan, responden con una idiotez propia de una persona casi inteligente, no en vano, para mucha gente, la inteligencia se mide en el humor.
Pero no os hablo del típico idiota que hace del humor su altavoz, su propagación de idiotez al mundo, os hablo de un idiota más negro, más turbio, más serio en términos generales. Este tipo de idiota, es un idiota triste, enfadado, yo diría que deprimido, amargado, y puede que falto de cariño. Hasta los idiotas necesitan cariño.
Os describo al idiota que utiliza la idiotez como herramienta ofensiva, como arma, espada, piedra y tirachinas, pero también como escudo, como sentido de su propia existencia. Al fin y al cabo, es un idiota.Un idiota que pretende herir, dañar, ofender, llega a confundir, y por supuesto convence a otros idiotas, y esto es curioso, porque los idiotas entre sí, o son uña y carne, o agua y aceite. Para los idiotas del amor al odio hay dos letras. No saben lo que conlleva ninguno de los dos sentimientos. Yo, a este idiota, le muestro indiferencia, que es lo que hay que mostrarle a los idiotas.
Muérete Flanders.

1 comentario: