miércoles, 14 de diciembre de 2011

Vergüenza

Vergüenza,
que me humilla
y me quiebra.
Vergüenza que me estorba
para amar
y ser amado.
Vergüenza:
me confundes,
no soy yo mi reflejo
del espejo,
ni del recuerdo.
Vergüenza,
me agotas y me sientas
te quedas
y me dejas sólo.
Miedo,
ahora vienes tú,
miedo.
Maldita paradoja vergüenza:
no me dejes sólo con el miedo.

sábado, 6 de agosto de 2011

Nueva historia.

Flanders ha muerto, y se llama Ana. Es caprichosa la vida, tus temores que eran míos, ahora los veo enfrente y los entiendo. Cuando los combato en tí, lo hago en mí, y matamos dos pájaros de un tiro. La vida, que hace de su inmensidad un pañuelo, nace de sentimientos y los transforma en humanidad. Y de esa humanidad de la que venimos tú y yo, haciendo gala de nuestra excesiva naturaleza, nace la vida y se retroalimenta.
Es por esto cariño, que cómo no voy a pensar que tú, desde tu inmensa complejidad, que coincidiendo con la mía nos hace formar parte de un pañuelo, cómo no voy a pensar cariño, que desde nuestra lucha por descifrar, no seamos capaces de retroalimentar nuestra vida, para comprenderla, para completarla, para disfrutarla. Para abrirla.
Flanders ha muerto,  y comienza una nueva historia.

martes, 7 de junio de 2011

Trabajo en Equipo.

El pie pisotea el suelo a 100 golpes por minuto, y podría sacar algo productivo de ésto. De nuevo te voy a ver, hace poco más de una semana que me despedí de tí en aquel autobús, mi segunda casa. Nos estamos acostumbrando a que todo sea difícil y por eso nada me asusta. Hemos derribado muros que parecían impenetrables, que se remodelaban y crecían en segundos mientras nos costaron meses destruir, pero aún sigues y aún sigo. Con cayos, sí, pero sin heridas, pero con fuerza, y si desfalleces te empujo, y si desfallezco me empujas. Y si no te empujo, me alientas a que lo haga y lo convierto en cien. Lo conviertes.
Como un trabajo en equipo.
Muérete Flanders.

lunes, 28 de marzo de 2011

Socorro.

jueves, 17 de marzo de 2011

Recuerdo tus huesos

Algunos perros que duermen a la noche
deben soñar con huesos
y yo recuerdo tus huesos en la carne
o mejor
en ese vestido verde oscuro
y esos zapatos de tacón alto negros y brillantes,
siempre puteabas cuando estabas borracha,
tu pelo se resbalaba de tu oreja
querías explotar de lo que te atrapaba:
recuerdos podridos de un pasado podrido,
y al final escapaste muriendo,
dejándome con el presente podrido.
Hace 28 años que estás muerta
y sin embargo te recuerdo
mejor que a cualquiera de las otras
fuiste la única que comprendió
la futilidad del arreglo con la vida.
Las demás sólo estaban incómodas con
segmentos triviales,
criticaban absurdamente lo pequeñito:
Jane, te asesinaron por saber demasiado.
Vaya un trago por tus huesos
con los que este viejo perro
sueña todavía.


Charles Bukowski.

lunes, 14 de marzo de 2011

Conmigo

Tus ojos me dicen vive, y me gusta. Me gusta sentir que vivo y que lo vives conmigo, nos gusta.
Tus ojos me dicen vive, y lo vivo. Y vivo me doy cuenta de lo que me gusta, y me gustas.
Tus ojos me dicen vive, y vives. Y mientras tus ojos brillan, yo me desvivo.
Tus ojos me dicen vive, y me dan fuerzas para no parar nunca.
Tus ojos me preguntan si eres débil, y yo contesto:
Es posible, me has dado toda la fuerza.
Y ahora mis ojos, son tuyos, y te dicen:
Vive, vive conmigo.
Muérete Flanders.